Hay días que parece que nunca se va a apagar el sol,
y otros son mas tristes que una despedida en la estación.
Es igual que nuestra vida que cuando todo va bien,
un día tuerces una esquina y te tuerces tu también.
y otros son mas tristes que una despedida en la estación.
Es igual que nuestra vida que cuando todo va bien,
un día tuerces una esquina y te tuerces tu también.
Fito (Cerca de las vías)
Y sí, Fito tenía razón (como casi siempre). Hay días que no te lo esperas y de pronto todo se revuelve. Tienes la asquerosa sensación de no saber muy bien por dónde te ha venido pero se tambalea todo y tus peores temores y fantasmas se hacen con el control que tanto te había costado tener.
Generalmente esos días lo vemos todo tremendamente oscuro y parece, aunque por suerte suele ser temporal, que las cosas no tienen arreglo o al menos que no sabes por dónde seguir.
Y lo triste es que es super fácil caer en esa sensación y abandonarse en la tristeza y la autocompasión. Para que vamos a negarlo, al género humano le encanta regodearse en su desgracia. Es una manía absurda y a la vez completamente inevitable.
Y una vez estás metido en esa mierda tienes dos opciones:
1. Pelearte con ella tu solito
2. Pelearte con ella acompañadito.
(Sí, la opción 3 de no pelearte con ella no me la planteo, es mi rollo)
Lógicamente la más aconsejable es la 2, pero... ¿A quien enmarronas una vez más con tus historias?.
A la familia, lamentablemente, a pesar de demostrarnos una y mil veces que están ahí, no solemos involucrarles en estas cosas, creo que en parte porque necesitamos sentirnos independientes y "mayores" para luchar solitos.
La pareja, caso de tenerla, suele ser la mejor opción, pero no siempre está...
Y ahí están los amigos, esos pobres que siempre acaban tragándose todo y aguantando tus charlas.
Llega un momento en el que ya no te atreves a pedirles nada, para no cansar, para no abusar, para no hacerles sentirse obligados a estar a tu lado cuando a lo mejor tienen mil historias en la cabeza por las que pensar...
Y de pronto, son ellos los que te miran a los ojos y lo saben. Saben lo que te pasa, saben que lo necesitas, y no pides nada, simplemente ellos lo dan... ¡VOLUNTARIAMENTE!
Ese tipo de situaciones suelo llamarlas "morir de amor". Esos momentos en los que te demuestran tantas cosas que no sabes por donde expresar tanto sentimiento. Y encima, les observas ayudarte de la manera más natural y ves que no están siendo conscientes de lo que significa para ti ese gesto, lo están haciendo por que les sale del alma, sin más. Y tu les miras y les miras y cada vez más sorprendida ves que siguen sin darse cuenta de como tu corazón está a punto de explotar de agradecimiento.
Es casi magia, pero a lo mejor no dicen ni una sola palabra de lo que te pasa, a lo mejor ni tocan el tema, pero solo con estar, con sacrificar algo por ti, con un pequeño gesto hacen que tus fantasmas, esos que antes estaban a punto de comerte vivo, se hagan pequeñitos, y que de pronto te sientas capaz de derrotarlos, porque por mucho que nos empeñemos, al final, no estamos solos.
Me resulta muy difícil imaginarme mi vida sin unos poquitos amigos que no se dan ni cuenta de lo que hacen por mí.
Sí, se cuentan con una mano, con una sola, pero igual por eso son tan especiales, porque no abundan.
No hace falta que diga nombres, ellos lo saben.
Saben que para mí, brillan entre una inmensa masa de gente. Que lo primero que hago es buscar sus ojos para compartir las cosas más importantes de mi vida. Saben que me siento tremendamente feliz de saber que no habrá un solo día en el que no me den un abrazo o un guantazo según lo que necesite. Y espero que sepan también que me faltará tiempo para partirme la cara por ellos (espero que no sea necesario hacerlo literalmente) si algún día hace falta.
Os aseguro que los últimos meses han sido MUY difíciles para mí. He tenido que reenfocar mi vida y creo que no habría sido capaz de hacerlo sin ellos.
No, no es peloteo. Es amor del de verdad. Del que dura toda la vida, porque hay amores que no llevan a bodas, pero que llevan a la felicidad más absoluta.
Jamás podré daros la cantidad de abrazos que os merecéis, ni podré mataros de amor tanto como me gustaría, pero de verdad, sabed todos los días que estáis llenando la vida de una personita muy pequeña, pero que bajo mi punto de vista, llenar la vida de alguien es lo más maravilloso que podemos aspirar a hacer en la vida.
Gracias se queda pequeño así que como no se me da muy bien inventarme palabras, que los aludidos inventen una para recibir mi "más que gracias".
Generalmente esos días lo vemos todo tremendamente oscuro y parece, aunque por suerte suele ser temporal, que las cosas no tienen arreglo o al menos que no sabes por dónde seguir.
Y lo triste es que es super fácil caer en esa sensación y abandonarse en la tristeza y la autocompasión. Para que vamos a negarlo, al género humano le encanta regodearse en su desgracia. Es una manía absurda y a la vez completamente inevitable.
Y una vez estás metido en esa mierda tienes dos opciones:
1. Pelearte con ella tu solito
2. Pelearte con ella acompañadito.
(Sí, la opción 3 de no pelearte con ella no me la planteo, es mi rollo)
Lógicamente la más aconsejable es la 2, pero... ¿A quien enmarronas una vez más con tus historias?.
A la familia, lamentablemente, a pesar de demostrarnos una y mil veces que están ahí, no solemos involucrarles en estas cosas, creo que en parte porque necesitamos sentirnos independientes y "mayores" para luchar solitos.
La pareja, caso de tenerla, suele ser la mejor opción, pero no siempre está...
Y ahí están los amigos, esos pobres que siempre acaban tragándose todo y aguantando tus charlas.
Llega un momento en el que ya no te atreves a pedirles nada, para no cansar, para no abusar, para no hacerles sentirse obligados a estar a tu lado cuando a lo mejor tienen mil historias en la cabeza por las que pensar...
Y de pronto, son ellos los que te miran a los ojos y lo saben. Saben lo que te pasa, saben que lo necesitas, y no pides nada, simplemente ellos lo dan... ¡VOLUNTARIAMENTE!
Ese tipo de situaciones suelo llamarlas "morir de amor". Esos momentos en los que te demuestran tantas cosas que no sabes por donde expresar tanto sentimiento. Y encima, les observas ayudarte de la manera más natural y ves que no están siendo conscientes de lo que significa para ti ese gesto, lo están haciendo por que les sale del alma, sin más. Y tu les miras y les miras y cada vez más sorprendida ves que siguen sin darse cuenta de como tu corazón está a punto de explotar de agradecimiento.
Es casi magia, pero a lo mejor no dicen ni una sola palabra de lo que te pasa, a lo mejor ni tocan el tema, pero solo con estar, con sacrificar algo por ti, con un pequeño gesto hacen que tus fantasmas, esos que antes estaban a punto de comerte vivo, se hagan pequeñitos, y que de pronto te sientas capaz de derrotarlos, porque por mucho que nos empeñemos, al final, no estamos solos.
Me resulta muy difícil imaginarme mi vida sin unos poquitos amigos que no se dan ni cuenta de lo que hacen por mí.
Sí, se cuentan con una mano, con una sola, pero igual por eso son tan especiales, porque no abundan.
No hace falta que diga nombres, ellos lo saben.
Saben que para mí, brillan entre una inmensa masa de gente. Que lo primero que hago es buscar sus ojos para compartir las cosas más importantes de mi vida. Saben que me siento tremendamente feliz de saber que no habrá un solo día en el que no me den un abrazo o un guantazo según lo que necesite. Y espero que sepan también que me faltará tiempo para partirme la cara por ellos (espero que no sea necesario hacerlo literalmente) si algún día hace falta.
Os aseguro que los últimos meses han sido MUY difíciles para mí. He tenido que reenfocar mi vida y creo que no habría sido capaz de hacerlo sin ellos.
No, no es peloteo. Es amor del de verdad. Del que dura toda la vida, porque hay amores que no llevan a bodas, pero que llevan a la felicidad más absoluta.
Jamás podré daros la cantidad de abrazos que os merecéis, ni podré mataros de amor tanto como me gustaría, pero de verdad, sabed todos los días que estáis llenando la vida de una personita muy pequeña, pero que bajo mi punto de vista, llenar la vida de alguien es lo más maravilloso que podemos aspirar a hacer en la vida.
Gracias se queda pequeño así que como no se me da muy bien inventarme palabras, que los aludidos inventen una para recibir mi "más que gracias".