Me pido ser como tú
Me pido ser valiente, tirar siempre hacia delante, encontrar siempre motivos para vivir, vivir 93 años y sonreír cada día, tener cariño para regalar a todo el mundo, saber ser feliz con las cosas más pequeñas, tener inquietudes, disfrutar de todo... Me pido saber vivir la vida como tú lo has hecho.
No soy capaz de describir con palabras todo lo que significas para mí. Eres, sin duda, la persona más valiente que he conocido jamás.
Tengo un dolor en el pecho tremendo tan solo de sentir tu ausencia, pero no puedo evitar tener la cabeza llena de recuerdos preciosos a tu lado.
Tú, y solo tú, me llevabas de la mano por el monte enseñándome cada cosa que sabías sobre la naturaleza. Tú me enseñaste a querer y a tratar a los animales, Tú y tus bizcochos... Tú y tu eterna energía.
Pasan los años... y se acumulan las ausencias... Ahora te has ido tú y no me parece posible. ¿Debería enfadarme con el mundo por decidir apartar de nuestro lado a una persona así? Las abuelas como tú, no deberían morirse nunca. Deberían permitiros seguir enseñando a vivir a generación tras generación. Si todo el mundo tuviese la oportunidad de conocer a alguien como tú, estoy segura de que el mundo iría mucho mejor.
No puedo quitarme de la cabeza tu maravillosa manera de enfrentarte a la vida. Jamás te he visto venirte abajo demasiado tiempo. Siempre, siempre, SIEMPRE, me repetías lo precioso que es vivir, y además me decías que preferirías haber nacido en ésta época, ser de ésta generación a la que nos dejan vivir nuestra vida.
Naciste en la época equivocada, es verdad, pero aún así encontraste el hueco para crear una vida diferente. "¡¡¡¡Qué no me pongo de luto, he dicho!!!!" Y como esa, millones más.
¡¡Vaya revolucionaria estabas hecha!!...
No sabes lo tremendamente orgullosa que estoy de ti, y me duele todo el cuerpo de pensar que quizá nunca te lo dije. Ojalá sepa ser la mitad de increíble que tú has sido. Y si no he llegado a tiempo para decírtelo, quizá lo mejor que puedo hacer es tratar de vivir como tú.
Ayer, en el tanatorio escuché mil veces: "Yo a tu abuela la recuerdo siempre sonriendo, era muy alegre ¿verdad?"
SÍ. ¡¡Que grande eres!! No se me ocurre mejor manera de irte que dejando esa imagen en la cabeza de todo el mundo. SONRIENDO.... ¿Acaso hay algo mejor?
No has dado guerra ni para marcharte... y nos has dejado con las ganas de decirte muchas cosas, abuela. ¡No vuelvas a hacer esto! ¿Dónde mando yo ahora tantos sentimientos? ¿Cómo se supone que tengo que vivir sin oír tu voz una vez más? ¿Cómo voy a soportar no darte un último beso...?
Pero realmente las cosas han sido como deberían ser, como tú te merecías: Tranquilas y naturales.
Te has ido, sin más. Sin sufrir, sin dolores y pastillas. Hasta para irte lo has hecho por la puerta grande.
No tengo ni idea de cómo voy a apañármelas para vivir sin ti, de verdad que no. No se me ocurre como voy a levantarme cada día sabiendo que no voy a oírte canturrear nunca más. No sé como voy a estrenar La Sirenita sin verte en las butacas... Pero estarás allí, ¿Verdad?
No lo sé, no sé donde estás. No sé si me ves o si me lees y eso me duele tantísimo... Pero sí se una cosa, dentro de mí, eres inmortal. Cada noche que te eche de menos, sé que podré sentir tu presencia como antes, aunque solo sea en mi cabeza. Y cada golpe contra el suelo me recordará que tú siempre te levantabas y encima sonreías.
Es una pena que tengan que pasar estas cosas para darnos cuenta de que al final, la vida es lo único que tenemos.
Me queda el consuelo de que la viviste como una campeona, es más, como una guerrera de las de libro.
Me queda un vacío inmenso, algo que nunca se llenará. Pero GRACIAS por haberte hecho ese hueco tan grande, eso significa que pude disfrutar de ti y que me has cambiado la vida.
Nos vemos, ¿vale Abu?
Siempre, siempre, SIEMPRE.