martes, 28 de febrero de 2012

El día de regalo

Yo os aviso con tiempo, para que luego no digáis que os ha pillado por sorpresa y no hay nada que hacer: Mañana es 29 de Febrero.

Recuerdo que una vez de pequeña una niña me dedicó en la agenda una frase un 29 de Febrero, decía:

"Disfruta de este día porque hasta dentro de cuatro años no habrá otro igual"

La niña era un cabrona redomada, pero tenía mas razón que un santo.
Esa frase me sorprendió, fui consciente por primera vez de que era un día algo especial y desde entonces los escasos 29 de Febrero me transmiten algo.

Igual es una gilipollez, pero a mi me parece bonito pensar que una vez cada cuatro años tenemos un día de regalo y me encanta hacerlo único, o al menos proponérmelo así.

Por eso, quiero deciros que mañana sería genial que todos tuviésemos un poco mas de "positivity" y pensemos que la vida nos regala un día extra para sonreír, para querer, para reírnos a carcajadas o para lo que más nos apetezca.

La semana pasada estuve en la RESAD de técnico de sonido en la muestra de los alumnos de tercero. La obra, (¡Qué formidable burdel!) decía unas verdades como puños, pero hoy me sirve una en especial:

Un personaje bastante pintoresco decía "Se va la vida y no es broma"

¡Y es verdad! Siempre nos sorprendemos de cómo pasan los meses, de que ya estemos casi en Marzo y parece que fue ayer cuando brindábamos por el año nuevo. Pero normalmente nos limitamos a quejarnos del paso del tiempo en vez de vivirlo.

Si los meses pasan rápido, hagamos un esfuerzo porque sean los meses más felices de nuestra vida.

Y si el año nos regala un día extra, vamos a aprovecharlo, ¿no?

Así que mañana espero no ver mensajes pesimistas, ni tristes, mañana, como todos los días, empieza nuestra vida de cero. Y qué mejor que un día que no va a existir durante cuatro años, un día que no se va a poder celebrar porque no va a estar, para hacerlo más único todavía.


Y encima, nos acompaña el buen tiempo. No hay excusa, a vivir felices ¡y punto!

domingo, 19 de febrero de 2012

Héroes

El otro día tuve una conversación con mi amiga Vero que me hizo refexionar mucho.

Para que entendáis mi reflexión y comprendáis por qué la admiro tengo que contaros su historia:

Conocí a Vero en el instituto cuando teníamos 16 años. Muy pronto nos hicimos amigas y también muy pronto pasó algo que nadie habría deseado.

Con 18 años Vero enfermó de meningitis. Al principio parecía que iba a ser una meningitis normal y que, dentro de la gravedad del asunto, iba a salir adelante sin problemas. Pero de pronto empeoró.
De estar en planta tan solo con medicación, bajó a la UVI y allí perdió la movilidad de la mitad de su cuerpo, perdió la vista y algo de oído. Enfermó tanto que llegaron a decir que era probable que no saliera adelante.

Recuerdo esos días como la peor de las pesadillas, no podíamos creer que estuviese pasándole eso a una persona tan joven, tan llena de vida, alguien que hacía tan solo unos días estaba de acampada con nosotros corriendo y jugando con los niños como todos los demás. Fue la primera vez que fui consciente de la fragilidad de la vida, de que no somos inmortales y de que todo puede acabar en un segundo, cuando menos te lo esperas.

Pero todo lo que sentimos los que la queríamos no es nada en comparación con lo que pasó ella.

Ha tardado mucho tiempo en hablar claramente de lo que pensaba esos días, de lo que pasó por su cabeza y de lo que ha significado en su vida esa enfermedad.

El otro día, me contó por primera vez que cuando estaba algo mejor, ya fuera de la UVI pero todavía con la mitad del cuerpo afectada y la vista mal, una enfermera le dijo que no se le ocurriese levantarse de la cama, que si quería pasear se sentara en la silla de ruedas y diese una vuelta por el pasillo.
Cualquiera habría hecho caso, se habría resignado a esa realidad de mierda, pero Vero no es así, Vero lleva dentro una guerrera y decidió que 18 no eran los años suficientes para ir en silla de ruedas.
Esperó pacientemente a que la enfermera se fuera y comprobar que no iba a volver porque se le hubiese olvidado algo y se levantó.
Intentó cruzar la habitación dando pequeños pasitos, pero se cayó. Al caer se golpeó la cabeza y se quedó en el suelo asustada.

"Te juro que pensé que ahí si que la había cagado, que con ese golpe que me acababa de dar podía haberla liado mucho más, me dí muy fuerte en la cabeza.
Pensé en que si la enfermera venía me iba a regañar, pero lo que de verdad me asustó fue pensar que si mi padre aparecía y me veía ahí se iba a asustar muchísimo, y lo que me daba miedo era hacérselo pasar a mi padre aún peor"

Se dijo a sí misma que tenía que levantarse como fuera. No tenía fuerzas para moverse, pero lo intentó.

"No sé cuánto tardé, solo sé que me costó muchísimo y que cuando me puse en pié estaba sudando del esfuerzo. ¡Solo por levantarme del suelo! Pero bueno, de algún sitio saqué las fuerzas y volví andando a la cama"

Me emocionó mucho oír a mi amiga contar aquello, vi en sus ojos una fortaleza que ya podríamos tener muchos para enfrentarnos a las cositas que nos pasan en la vida y que no son nada en comparación con lo que vivió ella.

Le cuesta reconocer el enorme mérito que tiene haber sido tan luchadora cuando todo estaba prácticamente perdido. Creo que no es del todo consciente del poder que tuvo su cabeza en su recuperación, y que quizá si no fuese por eso, hoy no sería una persona totalmente recuperada, sin a penas ninguna secuela y capaz de hacer una vida normal, y de ser profe de niños pequeños.

Me hizo pensar que los héroes no son necesariamente aquellos que hacen grandes cosas por cambiar el mundo, ni tampoco los que tienen reconocimiento en los medios y todo el mundo habla de ellos.

Los héroes de verdad son los que hacen grandes esfuerzos en su vida por vivir, y que si la vida les da una bofetada se levantan una, y dos, y tres veces o las que haga falta para seguir caminando.

De la enfermedad de Vero saco tres cosas.

La primera es que la admiro enormemente y que tengo mucho que aprender de ella.

La segunda es que llevo años al lado de un ser muy especial y muy valiente y no lo sabía.

Y la tercera es que la vida es un suspiro, que da igual si vives 100 o 18 años, lo que importa es vivirlo todo de la mejor manera posible, y disfrutar cada momento, guardar en la memoria caras, miradas, sornisas, olores y tactos porque nunca sabemos si será el último.

Y todas estas cosas no las digo con un ánimo pesimista ni triste, lo digo con una inyección de energía y positividad, que si te pilla la vida antes de tiempo, te pille sonriendo, luchando y rodeado de gente a la que quieres.

Vero, mi vieja hermana loba, gracias por enseñarnos a vivir y a levantarnos sudando y sin fuerzas, eres una heroína, y de las buenas :)




jueves, 9 de febrero de 2012

Besos

El otro día descubrí algo que me resultó muy curioso:
Nuestros besos cambian según las costumbres de los besos de los demás.
Hablo, lógicamente, de besos en la boca ya que los besos en la cara (o en otra parte) tienen mucho que contar, pero no tanto.

Quiero decir que cuando besas a alguien con cierta frecuencia te adaptas a unas normas comunes de los dos. Se crea un beso único que solo tú y la otra persona podéis reproducir. Y después de ese beso, se queda algo en ti quede alguna manera transmites al siguiente que besas.

Es como si el mundo entero estuviese conectado a través de la huella que vamos dejando al besar. Una conexión de ternura, pasión y saliva que se extiende por el mundo de boca en boca sin distinción de sexo o nacionalidad.

¿Alguna vez habéis besado a alguien que hacía tiempo que no besabais y en ese tiempo ambos habéis besado a otra persona? Es muy curioso porque resulta imposible volver a besarse como antes, los dos han incorporado a sus besos nuevas costumbres.

Pero yo me pregunto, ¿Son los besos los que cambian por las personas o somos nosotros los que cambiamos de personalidad según lo que vivimos y eso repercute en loa besos?

Me parece bonito pensar que en nuestra forma de besar esté impresa nuestra historia, el recuerdo de lo que otros besos y besadores nos han hecho vivir.

No tengo muy clara la respuesta a mi pregunta, creo que seguiré una investigación empírica exhaustiva.

Podéis contarme vuestras experiencias a ver si entre palabras y besos llegamos a una conclusión.

Y como no... Para despedirme os mando un beso (sin distinción de sexo o nacionalidad) de esos que solo yo y cada uno de vosotros podemos crear.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Deseos de cosas imposibles

Hace tiempo mi amigo Jose me prometió un poema para publicar en mi blog. Aquí os lo dejo, cargado de sentimientos. Lo bonito de la poesía es que es tan simbólica que permite a cada uno entiender lo que quiera, disfrutadlo :)

Una brisa en dos direcciones,
el sosiego susurrando a tu cuello,
transportando paz a cada hueco...
intento alcanzar tu alrededor,
Y no llego...
Y no puedo...
Y no quiero...



Gracias, ¡grande!