Si puedo elegir a los que me rodean, dentro de lo arrogante que puede sonar eso, elijo a los que son capaces de sentir miedo.
Esos son los valientes: los que tienen miedo y se enfrentan a él.
De nada sirven los que no temen, no tiene valor hacer algo que no te atenaza. Son insensatos y despreocupados.
El valor está en enfrentarse al temblor de piernas y de alma.
Y a pesar de ello, jugársela.
Tienes mucha razón, Carmen. Sin ninguna duda, tú eres una de esas personas a las que me imagino lanzándose a cualquier cosa, aunque te tiemblen las piernas.
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